TRADICIÓN DE BELENES EN ALCARACEJOS

Desde que la memoria me acompaña, tengo gravada  la tradición de los belenes en nuestra zona, y hemos de decir que han ganado con el tiempo sobretodo en las ciudades. Es muy agradable constatar la tradición en los escaparates de las tiendas, en las iglesias y conventos, plazas y residencias de mayores, escuelas y desde luego los de las casas particulares; es un ejercicio interesante ver como han ido evolucionando a lo largo del tiempo, el de mi casa también ha evolucionado positivamente. Lo recuerdo con ilusión, allá por los años 50s, 60s e incluso en los 70s, era el fruto de mi ahorro año tras año comprando paquetitos de figuras minúsculas hechas de plástico  que convivían pacíficamente con otras de barro en todos los tamaños. También recuerdo la ida al campo para recoger la hierba fresca, la piedra salida de la herrería del pueblo, el corcho de los alcornoques, piedras, paja y un sin fin de materiales capaces de crear un mundo paralelo lleno de fantasía encantadora.
Antes como ahora, a los que nos encanta este tipo de entre, coleccionismo y reminiscencia religiosa, sabemos que plantar el belén es un ejercicio que conlleva buenas dosis de paciencia, habilidad y creatividad, sobretodo si se animaban y animan con agua, sonido, relieve, paisajes nocturnos y diurnos y cualquier otra cosa que se nos pueda ocurrir.

En nuestro pueblo de Alcaracejos tenemos la tradición de exhibir nuestras creaciones  a los paisanos unos días antes del 24. El pistoletazo de visitas lo da el Ayuntamiento que sigue protegiendo esta tradición; desde ese día la gente se desplaza por todas las casas que han elaborado los belenes siguiendo el plano publicado en tiendas y esquinas del pueblo; las y los niños llegan a las puertas con el "se canta o se reza" provistos de panderetas, almireces, zambombas, platillos etc., quienes ven recompensada la visita con caramelos. También es costumbre presentar una bandeja con una botella de licor con y sin alcohol y todo tipo de dulces propios de la Navidad.